lunes, 9 de julio de 2012



                                                 EL OSCAR DE ERNEST BERGNINE

                                                  MARTY   DELBERT MANN   1956



Hubo una época en la que el cine europeo ejerció una cierta influencia en el americano cuyos medios de producción y no hace falta decirlo, de propaganda se hallaban a años luz de los del viejo continente. El público, una parte minoritaria, la "culta", solía ver películas francesas que ofrecían una envoltura de "calidad" y, más importante para muchos, un aroma de pecado que no implicaba ningún problema puesto que la distribución era en salas de arte y ensayo subtituladas lo que hacía sentirse a sus espectadores muy por encima del nivel medio, especialmente si no se enteraban de nada como generalmente solía ocurrir.
               El cinema italiano no era tan valorado, teniendo en cuenta que la colonia inmigrante era muy numerosa y fue sin embargo esta cinematografía con su Neorrealismo la que hizo considerar a algunos productores independientes que se podían hacer películas con muy poco presupuesto, utilizando actores secundarios y sin "glamour" y guionistas de la ya terrible enemiga, la televisión, para contar historias reales como la vida misma con las que se podían compenetrar una gran cantidad de personas, las que llenaban las calles de cualquier ciudad en la que las mujeres no dormían, por ejemplo, con pestañas postizas.
               Uno de estos productores fue Burt Lankaster que después de haber hecho con éxito algún vehículo para su propia gloria se atrevió con esta obrita de personajes "de la calle", él mismo lo explica en el trailer, con la que consiguió un puñado de oscars, que no siempre son garantía de calidad pero sí de prestigio y promoción.
               Ernest Borgnine, un actor relegado por su físico al personaje secundario, es el alma de esta historia en la que un tipo "vulgar" no solamente tiene el problema de la soledad sino que tiene que sufrir el acoso de vecinos, clientes de la carnicería y, peor aun, el de una madre italiana, la visión americana de estas madres, que le va a poner objeciones cuando, al fín, encuentra a la chica deseada. Esta es Betsy Blair, actriz también condenada, aparte de su ideología, por un aspecto poco agraciado para las reglas del momento lo que no impidió que pasara a la Historia con esta película, una de Antonioni y la mejor, con diferencia, de Bardem, "Calle mayor".
               Pocos premios han sido tan merecidos como el que se le concedió a Borgnine porque es él quien consigue hacer emotiva una película que tal vez con otro más prestigioso, se me ocurren varios, podría haber caído en la caricatura fácil o en la presencia sobreactuada.

viernes, 6 de julio de 2012



                                                      UNA VIDA DE ENSUEÑO

                                                    EL TARZAN DE LA METRO


Después del éxito de "Trade Horn", una historia de aventuras en la selva, el estudio más poderoso de Hollywood no podía dejar escapar el filón que representaba el hacer una serie de películas que transcurrieran en tan idílico ambiente para lo que se podía aprovechar además todo el material documental que les había quedado de sobra y que no era cosa de desperdiciar, pudiendo como se podía, ya que el público les había respondido, sacándole todo el partido posible.
             Tras darle vueltas al asunto, llegaron a la conclusión de que no sería mala idea utilizar el personaje de E. R. Burroughs, perfectamente adaptado, que en el momento gozaba de una popularidad inmensa en las novelas originales, el comic y como producto de marketing para promocionar cualquier tipo de producto. Contando con el beneplácito del autor, que vio que la mina podía seguir produciendo beneficios, se pusieron manos a la obra e hicieron una serie de cintas, seis exactamente, que alimentaron los sueños de escapismo de la era de la depresión no solo en el país de origen sino, como era de esperar, en el mundo entero.
             La fórmula consistía en unir en el producto a un atleta olímpico campeón de natación y una jovencita inglesa, la Jane original era americana pero tal vez pensaran que era más comprensible renunciar a las tacitas de te, la partida de bridge y el "puré de guisantes" que a los placeres de la ciudad de los rascacielos, y formar con ellos y los animales que a lo largo de la serie fueran apareciendo, una forma de vida ideal lejos de la civilización donde los peligros acechaban con más virulencia.
             Que los africanos sean tratados peor que animales, a latigazos y muriendo varios de ellos en cada secuencia, cayendo de un barranco, en las fauces de un cocodrilo o bajo los disparos del "bwana" de turno, en la época no debía tener mucha importancia y que si salía una esposa casquivana esta era francesa, por lo visto tampoco; lo que preocupaba era que la señorita Jane saliera con un diminuto taparrabos del que ya se preocuparon los censores de convertir en modelitos de bañadores que incluso, a medida que iba cambiando la moda, llegaron a tener hombreras a pesar de lo cual se deslizaba por el agua como la más experta de las sirenas.
              Y por supuesto, motivo de escandalo fue el hecho de que la pareja no estuviese bendecida ni por un presbitero ni por un juez de paz, por lo que no se consintió que, a pesar de que se pasaban la vida, cuando no nadaban o se colgaban de lianas, tumbados con esos modelitos antes comentados. Por lo tanto, a la hora de tener un chico, había que aumentar la familia porque aquello empezaba a aburrir, el muchacho fuese adoptado y aparecía "Boy" que es por cierto lo único de la serie que está sacado de la fuente original. Así que la pobre Mauren O'sullivan, que en su vida privada paría como una coneja, tuvo que conformarse con el hijo de otra en el personaje que la hizo pasar a la historia.
               La serie fue evolucionando hasta acabar sustituyendo la jungla africana por la de New York para llegar a la concusión de que como se vive al aire libre con un superman selvático, una "mucama" tan eficiente como "Chita" y unos elefantes que al final siempre lo arreglan todo, no se vive en ningún sitio. La colección es excesivamente ingenua, muy para niños, lo malo es que a los pequeños de ahora no les gusta el blanco y negro pero, a pesar de todo y con buen humor, se pueden ver con cierto agrado.

jueves, 5 de julio de 2012



                                                        LIBROS INTERESANTES

                                     AMOR, ALCOHOL Y COCA    RAMIRO LAPIEDRA     


En la literatura, como en cualquier otras ramas del arte, puede haber una cantidad diversa de géneros que irían desde la novela histórica a la social, el relato de aventuras o, por señalar unos cuamtos, el cuento infantil. La novela que aquí comento se podría calificar dentro de lo que se suele llamar tema erótico o, para algunos, pornográfico en lo que tendría algo que ver el prejuicio de la personalidad, y el currículum, de su autor Ramiro Lapiedra al que se le conoce precisamente por su trayectoria de director de películas "para adultos".
             Pero la historia va más allá puesto que se trata de un relato vivido de una parte de la sociedad actual, el mundo, que algunos calificarían de sórdido, del Raval barcelonés en el que se nos presenta a una serie de "tipos", desde la prostituta transexual al macarra rumano, pasando por los "camellos" autóctonos o la putita local; todo ello contado con un lenguaje real, el que corresponde al tema y desde el punto de vista de alguien que, el relato es claramente autobiográfico, lo ha conocido en sus propias carnes.
             Todo esto la convierte en una novela tan social como pueda ser la más en la que se entremezcla una historia de amor y sexo, absolutamente compatibles, haciendo que se convierta en un documento mucho más trascendente de lo que a primera vista pueda parecer.
             Lapiedra es un escritor nato, lo demuestran sus diálogos fluidos, tal vez influya su codición de guionista aunque no sea habitual precisamente y una narrativa fácil y lo que es más importante, cómoda de leer.
              En definitiva, una novela corta que es más que digna de tener en cuenta.